Lo más difícil de un puesto de dirección es dirigir personas. Quizá solo superado por el reto de dirigirte a ti mismo. Si te corresponde dirigir un equipo, si aspiras a hacerlo o, simplemente, tratas de ser un buen director de ti mismo, estos ocho consejos pueden ayudarte.
No todos somos iguales
No trates a todo el mundo por igual. Es injusto. Trata a cada uno según se merece. Y estate preparado para poder justificarlo, pues lo corriente es el café para todos que evita problemas. Eso acaba cansando a los buenos, que se marcharán.
Empatía
Relacionado con lo anterior. Empatía no es tratar a la gente como te gustaría que lo hicieran contigo, es tratar como a cada uno le gusta. De nuevo el error del café. Eso exige conocer bien a cada uno. Sin duda, un aspceto clave para dirigir personas.
Primero hazlo tú.
Empieza por gobernarte bien a ti mismo antes de hacerlo con los otros. Pierdes toda fuerza moral cuando pides algo que ellos saben que tu no cumples. O das la apariencia de no cumplir. Por más que tu opines que sí cumples. Y si no… pregúntales (benditas encuestas de clima!).
Comunícate siempre
Solemos pensar que hay que comunicarse con un colaborador, solo si hay algo que transmitir. Error. La comunicación no es solo transmisión de información, es también relación. Por tanto, habla con tu equipo incluso cuando no haya nada nuevo que comentar. A eso se le llama fortalecer la relación entre personas. Demostrarás que te interesas por la persona y no solo por el estado de una tarea.
Más que profesionales
Y de nuevo relacionada con lo anterior. Diriges personas y no solo profesionales. Si quieres ganarte a tu equipo, deberás tenerlo muy en cuenta. Según las encuestas de clima, cada día los profesionales valoran más eso que se llama conciliación, para entender que están en una buena empresa. Tengo una vida más allá del trabajo.
Confianza
Los buenos jefes que he tenido, confiaban más en mí que incluso yo mismo. Acabé haciendo cosas que ni me habría atrevido gracias a su confianza. Sacaron lo mejor que tenía y que siquiera sospechaba. Apliquémonos el cuento.
El mal jefe
Los malos jefes que he tenido decían frases como “no me importa como lo hagas, pero hazlo”. Era una forma de decir, “no tengo idea de tu trabajo, ni de los medios con los que cuentas, ni de otras tareas que puedas tener importantes. Vamos, que me importa un comino tu trabajo, solo quiero resultados”. Los buenos jefes se sentaban un momento para escuchar mis planes, alternativas, necesidades de recursos y compromisos. El “no me importa como lo hagas” siempre me ha sonado a frase de ignorantes que además no desean comprometerse, lo que es peor. Tú no la digas…
Potencia tus Soft Skills
Desarróllate como persona. Al final, eso que llamamos tener éxito, se debe más a las habilidades personales que al indispensable conocimiento técnico. Si no resultas “atractivo” como persona, si no tienes algo que logre inspirar a los demás y comprometerles, tendrás mercenarios. Búscate un coach.
Artículo escrito por Sergio Herrero, Director de mob Psicología y RR. HH.
Docente del Máster de Dirección de PYMES
Docente del Curso de Dirección de Recursos Humanos.